Por Gabriela Palacios
Desde que Piotr Tchaikovsky creó esta obra maestra, se ha representado innumerables veces alrededor del mundo; sin embargo, al paso de los años, se ha convertido en un emblema que porta orgullosamente la llegada de la Navidad.
Desde que Piotr Tchaikovsky creó esta obra maestra, se ha representado innumerables veces alrededor del mundo; sin embargo, al paso de los años, se ha convertido en un emblema que porta orgullosamente la llegada de la Navidad.
Dirigido por Viatcheslav Gordeev, el Russian State Ballet se presentó por varias ciudades entre ellas: Pachuca, Distrito Federal, San Luis Potosí, Querétaro, Puebla, Veracruz, Morelia, Guanajuato y Aguascalientes; con un ballet clásico, serio y apegado a la tradición de "El Cascanueces", concluyendo así, la temporada 2008. La puesta contempló a 37 bailarines en escena, una fastuosa escenografía y dos toneladas de lujoso vestuario para dar vida a los personajes de esta mágica historia contada en dos actos.
"El Cascanueces" comienza con una fiesta en la víspera de la Navidad en un pequeño poblado alemán del siglo XIX, en casa de los padres de Clara. Drosselmeyer, tío de la pequeña, le obsequia un cascanueces con forma de soldado; mismo que al ser hurtado por Fritz, hermano de Clara, es roto. Drosselmeyer lo arregla y la fiesta continúa. Al terminar la celebración, Clara se duerme con su cascanueces y sueña que los juguetes del árbol de Navidad crecen y toman vida.
En su aventura, los ratones con su rey emprenden una batalla contra los soldados-juguetes y el cascanueces, mismos que casi pierden hasta que Drosselmeyer interviene y en la distracción el cascanueces aprovecha acabando con el rey ratón.
Agotado por la batalla, el cascanueces cae desvaneciéndose y reapareciendo como un apuesto príncipe quien junto a Clara, emprenden un viaje por el Reino de las Nieves donde suben en un hermoso trineo que los llevará hacia el Reino de los Dulces.
Ahí son recibidos por el Hada de Azúcar, su caballero y el resto de los dulces. El cascanueces cuenta a todos su odisea bélica contra el rey ratón. El Hada de Azúcar organiza una fiesta en honor a los invitados y al final todo se esfuma; al despertar, se encuantra con su cascanueces de madera ya reparado y muy alegre por su maravillosa aventura.
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